¿Cómo sería la Propiedad y participación democrática en una organización EBC?

Uno de los principales valores que promueve la Economía del Bien Común (EBC) es la propiedad y participación democrática. Una organización orientada al bien común tiene como requisito fundamental tener una orientación colaborativa y democrática, basada en la transparencia plena. ¿Cómo podrían hacer las empresas para entregar a sus trabajadores mayor participación en las decisiones y en las utilidades?

Para la construcción del Balance del Bien Común, la EBC valora algunos aspectos de las organizaciones de la Economía Social, como las cooperativas, promoviendo que las empresas otorguen un mayor grado de participación a sus trabajadores y también puedan participar de sus beneficios económicos.

En las empresas, generalmente las decisiones relevantes son tomadas por sus dueños o por el directorio, el cual representa a los propietarios o accionistas. En organizaciones de la Economía Social, las decisiones son tomadas de forma democrática, donde cada socio representa un voto.

La Economía Social, o también llamada Economía Social y Solidaria, representa el tercer sector de la economía, independiente del sector público (instituciones del estado) y el sector privado tradicional (empresas lucrativas). Las principales organizaciones de la Economía Social son las cooperativas, asociaciones, fundaciones, organizaciones comunitarias, empresas B, sindicatos y otras. Dichas organizaciones comparten principios comunes:

  • Primacía de la persona y del objeto social sobre el capital.
  • Adhesión voluntaria y abierta.
  • Control democrático por sus miembros.
  • Conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general.
  • Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad.
  • Autonomía de gestión e independencia respecto de los poderes públicos.
  • Destino de la mayoría de los excedentes a la consecución de objetivos a favor del desarrollo sostenible, del interés de los servicios a los miembros y del interés general.

Estructuras organizacionales y el bien común

Dentro de la Economía Social, las cooperativas son un modelo de empresa que no apunta como meta central a la obtención del beneficio económico, como sí lo son las empresas del sector privado. Las cooperativas son una asociación de personas unidas para satisfacer sus necesidades y aspiraciones comunes en materia económica, social y cultural; crean una empresa de propiedad conjunta y gestión democrática, son negocios propiedad de sus miembros y gestionados por ellos.

En las organizaciones, es posible identificar estructuras que tienden a ser más verticales u horizontales. En las empresas tradicionales, en general la estructura es de carácter vertical, jerárquica, con niveles de graduación de responsabilidad y poder bien definidos, en la cual cada persona tiene una función y obedece a los estamentos superiores. En este sentido, la democracia interna generalmente es muy restringida. Las decisiones son adoptadas por los dueños, directores o ejecutivos, mientras que las personas trabajadoras poseen derechos limitados de participación y de toma de decisión.

Una vía de participación en las empresas es a través de los sindicatos, que son asociaciones de trabajadores que buscan defender los intereses colectivos de la agrupación. Sin embargo, generalmente la labor de los sindicatos apunta a la relación entre la empresa y trabajadores, difícilmente tiene incidencia en otras decisiones empresariales.

Una estructura horizontal pone menos énfasis en el valor del poder jerárquico, a la vez que resalta el valor de la colaboración. En las organizaciones más horizontales, los trabajadores cuentan con un mayor grado de autonomía y empoderamiento, lo que se traduce en un mayor compromiso con su empresa. Por ejemplo, en las cooperativas la estructura organizacional es de carácter horizontal, donde cada socio(a) tiene un voto, independientemente de su aportación de capital.

En la gran mayoría de las empresas, los trabajadores no participan de las ganancias de las empresas. En algunos casos se entregan bonos de productividad o cumplimiento de metas, aunque no es fácil encontrar empresas que repartan parte de sus utilidades a los trabajadores, aunque esto implique un mayor compromiso por parte de ellos con la organización.

En las cooperativas de trabajo, por ejemplo, la empresa es propiedad de sus socios, que son a su vez trabajadores, quienes participan de los beneficios económicos de la cooperativa. La distribución de excedentes generalmente se realiza de forma equitativa, es decir, en proporción al trabajo aportado por cada miembro.

La Economía del Bien Común promueve organizaciones participativas de carácter horizontal, donde la democracia juegue un rol importante. Existen estudios que demuestran que los trabajadores de organizaciones que funcionan democráticamente están más satisfechos e implicados, son más creativos y productivos que en las organizacionales tradicionales. Están más comprometidos porque se escuchan los diferentes puntos de vista y se generan soluciones creativas. Además, se intensifica la cultura cooperativa en el reparto de tareas.

En una empresa del bien común, se presenta a las personas empleadas de forma transparente y clara todos los datos críticos y fundamentales; los directivos son legitimados y evaluados por las personas empleadas; la empresa da libertad a cada equipo para tomar decisiones y hacerse responsable de las mismas; y permite a las personas empleadas aportar con sus intereses o sugerencias y participar en las decisiones.

¿Qué aspectos se miden en el Balance del Bien Común respecto de la transparencia y participación democrática interna?

La Economía del Bien Común por medio de su Balance invita a las organizaciones a mirarse a sí mismas a través de la evaluación de sus procesos en pos de una mejora continua. El balance relaciona valores con grupos de interés.

El elemento C4, “Transparencia y participación democrática interna”, tiene 4 aspectos que se evalúan en la elaboración del Balance del Bien Común:

C4.1 Transparencia interna
En una empresa del bien común, todos los datos críticos y fundamentales son transparentes y fácilmente accesibles y entendibles para todos los trabajadores. La transparencia forma parte de la cultura organizacional.

C4.2 Legitimación de la dirección
En una empresa del bien común, todos los directivos (también la junta directiva) son evaluados y elegidos periódicamente por las personas empleadas, quienes pueden destituir a cualquier directivo. La organización vive la cultura de legitimar a la dirección.

C4.3 Participación de las personas empleadas en la toma de decisiones
En una empresa del bien común, todas las decisiones fundamentales se toman con los trabajadores por consenso; su participación forma parte de la cultura organizacional.

C4.4 Aspecto negativo: prácticas antisindicales
En una empresa del bien común, no debe existir ningún tipo de prácticas antisindicales o que atenten contra la representación y participación de los trabajadores.

En conclusión, la EBC promueve una cultura de participación democrática y transparencia al interior de las organizaciones, buscando una mayor representatividad y empoderamiento por parte de los trabajadores. Esto aplica no sólo para la toma de decisiones, sino también la participación en los beneficios económicos de las empresas. De este modo, se podría lograr un mayor grado de compromiso y productividad por parte de los trabajadores, de la mano con una mayor justicia social.

ANDRÉS HERNÁNDEZ STRAUB

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